La idea original del cultivo bajo plástico, no depender de factores meteorológicos como la lluvia o el viento, se mantiene en la actualidad pero con mayor exigencia de calidad del producto cosechado, por lo que los invernaderos se encomiendan a la evolución, con materiales vanguardistas y de última generación, como es el caso de las ventilaciones y sus motorreductores, aliados ideales en la lucha contra el estrés térmico.
Los sistemas de ventilación para invernaderos pueden ser cenitales y estar accionados por motorreductores con cremalleras o también laterales mediante motores enrollables que facilitan la aireación de las instalaciones e influyen directamente en la temperatura o humedad relativa dentro del invernadero. Actualmente no se busca sólo salvar la cosecha sino más y mejor producción para fechas concretas marcadas por el mercado de destino, por lo que las plantas necesitan esa ayuda externa para ganar rentabilidad.
Los motorreductores son empleados para mover ventanas con cremalleras y superficies de pantallas. Existen varios tipos, con distintas características técnicas, que pueden trabajar a distintas revoluciones y corrientes. Por su parte, los motores enrollables se emplean para ventilaciones laterales, pudiendo enrollar mallas, pantallas térmicas o de oscurecimiento.
Sistemas Hortícolas Almería ofrece motores, con cadenas y piñones, de distintos tamaños y potencias, según las necesidades. También cuenta con motores enrollables y reductores de banda enrollable, así como brazos telescópicos y otros accesorios relacionados, como manivelas electrónicas para dichos brazos. La calidad de cada uno de esos elementos está garantizada, desde piezas más elementales como abrazaderas, cojinetes, empalmes, clips, cables o bridas hasta otras más sofisticadas como cajas y manivelas reductoras o, por supuesto, los citados motores.
En la imagen superior se puede observar un sistema de ventilación con motorreductores en el interior de un invernadero, que además de buenas condiciones de luz o temperatura necesita de una óptima circulación del aire. En la inferior vemos un reductor de banda enrollable grande.
Por las mañanas, tras salir el sol, el aire del invernadero se calienta pero el rocío de la noche queda pegado al fruto y la planta, pudiendo generar enfermedades. Los sistemas de ventilación pueden evitarlo al renovar el aire y sacar así ese vapor de agua sobrante: el aire circula, baja la humedad y temperatura, para lo que harían falta hasta 80 renovaciones por hora de ese aire, algo que es prácticamente imposible que ocurra de forma natural.
A mediodía, en estos meses de verano, el aire debe circular de forma homogénea y limitar la subida de temperatura. Si el invernadero está mal ventilado no repartirá bien el CO2. En invierno, la humedad se acumula en la cubierta interior, condensándose y goteando en el cultivo. Así, se hacen indispensables las ventanas cenitales en naves de más de un metro de ancho y ventilación lateral superior a dos metros en el perímetro y ni así se conseguiría una renovación de aire óptima.
Por eso, la ventilación automática es ya vital y su accionamiento puede ser manual, con platos, manivelas o cadenas, o con motorreductor, que a su vez se acciona con control de clima y optimiza la ventilación con mayor renovación de aire, ya que puede aprovechar los continuos cambios de dirección y velocidad del viento. Suelen constar de un motor fijo y brazos telescópicos entre el motorreductor que los hace girar y la barra de mando, en la que se enrolla el plástico fijado de antemano.
Por último, en ventanas de guillotina se acciona una cremallera por la barra de mando del motorreductor, sistema aplicable a placas de policarbonato, de las que hablaremos en próximos artículos. Como conclusión de este, las crecientes exigencias del mercado requieren invernaderos bien ventilados por lo que desde Sistemas Hortícolas Almería recomendamos invertir en componentes y materiales de calidad para obtener precisión, duración y perfecto funcionamiento.